En los estudios sobre nivel de estrés durante la formación universitaria, trabajos como “Estrés académico, deserción y estrategias de retención de estudiantes en la educación superior”, de las autoras Nancy Suarez y Luz B., describen una tendencia ampliamente observada en estudiantes de la carrera de Medicina, que demuestran niveles superiores de estrés con respecto a otras áreas de formación en las instituciones de enseñanza. Medicina es conocida como una elección académica muy exigente y demandante, por ello, para abordar y prevenir esta problemática existe un esfuerzo por parte de profesionales dedicados a sugerir modelos de enseñanza que hagan énfasis en la educación emocional del estudiante.
Las necesidades sociales de las personas cambian y se alteran, en parte, por los estímulos de su entorno. En especial los jóvenes que son la población más susceptible, las condicione laborales, las crisis económicas, el contexto de cada país y la construcción individual confluyen en el comportamiento del individuo, parte de ellos jóvenes que estudian medicina, y que se moldean por determinadas situaciones.
Una vez iniciada la carrera, las características propias de esta se suman al reto de cada aspirante a convertirse en profesionales del área de la salud. A este respecto, existen investigaciones que básicamente dicen que, “un estudiante emocionalmente saludable será un buen profesional”. El desarrollo humano cobra cada vez más relevancia, en especial en el área de la neuropsicología, para atender estas preocupaciones.
Y para afrontarlas existen varios modelos, con variaciones y diferencia, pero coinciden mayoritariamente en qué; conciencia emocional, comprensión de las emociones en los demás y regulación emocional, son los elementos claves en el desarrollo humano para estimular una salud emocional óptima durante el proceso de formación, en este caso, claramente en estudiantes de medicina. Y para estimular estos tres elementos se han creado dinámicas, demostrando resultados positivos en determinados aspectos.
Por ejemplo, una investigación recoge algunas como “Práctica médica consciente” una clase electiva de 4 semanas, en la que los asistentes completaron cuestionarios (antes y después) sobre depresión, agotamiento, estrés, bienestar, autocompasión y atención plena; al final de las clases se demostró mejores niveles en todas las citadas.
Otra fue una intervención conductual basada en mindfulness, cuya filosofía se podría intentar expresar como “Prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación” (Sociedad Mindfulness y Salud). Los resultados demostraron disminución del burnout y de la alteración emocional, con una mejora en la empatía y en la conciencia plena, fomentando actitudes hacia el autocuidado.
Estas y muchas otras iniciativas fueron clases, grupos de ayuda, cursos electivos, conversaciones con profesionales de la psicología, entre charlas, conferencias o intervención en grupos de participación voluntaria. Cabe aclarar que el ejercicio físico desempeñó un rol en todas, demostrando que integrarlo a las actividades diarias es de gran ayuda.
Finalmente, la gestión de estas intervenciones y la iniciativa por incluirlas en programas más sostenidos a disposición de los estudiantes dentro de las universidades depende en gran medida de la predisposición de estas últimas, por lo menos como alternativas, aguardando que los avances en este campo logren integrar de manera sólida y masiva en las mallas académicas, como parte de un modelo educativo más centrado en las construcción humanizada del futuro profesional, siendo Medicina la carrera que más demanda este tipo de avance.
Por otra parte, el esfuerzo aislado de cada institución según sus cualidades únicas y la de sus estudiantes, son un escenario propicio de observación para esta problemática, ya que, en mayor o menor medida, la tradición en la enseñanza tiene matices en cada sitio de forma única e irrepetible con base al modelo de enseñanza/aprendizaje, así como los fines misionales de cada casa de estudios.
Los estudiantes de la carrera de Medicina de nuestra institución se forman bajo un modelo de aprendizaje en el que la calidez docente y el contacto con el medio para estimular la empatía mediante acciones comunitarias, son indispensable dentro de la experiencia orientada a formar médicos con amplio sentido del profesionalismo y humanidad durante el ejercicio.