El enfoque bio-psico-social de la salud en niños y adolescentes representa en sí algo muy importante para las personas y para su desarrollo. Además, cuando se habla del papel de la medicina preventiva y social se pone especial énfasis en esta etapa, ya que representa una tarea conjunta entre los equipos de salud y la sociedad.
Desde el punto de vista de la sociedad intervienen los hábitos que se potencian desde el hogar, como el ejercicio físico, la buena alimentación y controles de salud pertinentes. Otra parte importante son las políticas públicas de salud orientadas a este grupo etario, ya que las edades más productivas del individuo dependerán de la tarea mixta para la promoción de la salud.
Por otra parte, la medicina en cuanto a la atención y al desarrollo de iniciativas dedicadas a crear espacios de cooperación entre entidades para generar políticas de Estado juega un papel fundamental para que los miembros de la sociedad puedan aprovecharlas. La detección temprana, tanto en el hogar como en establecimientos educativos, hacen la diferencia en este aspecto y si estas se respaldan en políticas sólidas serán cada vez más accesibles.
Sobre lo último mencionado, y en especial en el Latinoamérica, promocionar la salud infanto-juvenil enfrenta varios desafíos; diferencias de oportunidades para acceder a la educación, vivienda, trabajo y bienestar social son los principales retos.
En la actualidad existe cada vez más información y campañas dedicadas a la salud adolescente desde el punto de vista de la promoción. La investigación y los conocimientos que resultan de este proceso son esenciales para potenciar las estrategias, así como el interés de los profesionales por fomentar la accesibilidad.