La atención médica, como necesidad básica para todas las personas, independientemente de su origen, género o estatus socioeconómico, debe sortear varios obstáculos en la consecución de sus objetivos: desde la escasez de recursos y personal, pasando por la constante exigencia de actualización de los profesionales, hasta los problemas de comunicación con pacientes que no hablan en el idioma de la atención médica, lo que puede conducir a una falta de comprensión y una atención médica deficiente.
La atención médica en la lengua materna de una persona es crucial para garantizar una comprensión adecuada del diagnóstico y del tratamiento. Cuando una persona no habla el idioma de la atención médica, puede haber barreras de comunicación que dificulten la comprensión del diagnóstico y del tratamiento.
Este aspecto del ejercicio de la medicina puede ser esencial para las personas que pertenecen a comunidades marginadas o vulnerables. En muchos casos, estas personas tienen barreras adicionales para acceder a la atención médica, incluyendo la falta de acceso a intérpretes o la discriminación basada en su origen étnico o lingüístico.
También hay que tener en cuenta que la falta de acceso a la atención médica en la lengua materna de una persona puede aumentar la ansiedad y el estrés, lo que puede empeorar su salud física y mental.
Por lo tanto, la atención médica en la lengua materna puede ayudar a mejorar la confianza del paciente en el médico y en el sistema de salud en general. Cuando una persona se siente comprendida y escuchada en su lengua materna, es más probable que confíe en el médico y en las recomendaciones de tratamiento que se le dan. Esto puede tener un impacto positivo en la adherencia al tratamiento y en la disposición del paciente para buscar atención médica en el futuro.
La carrera de Medicina de la UPAP contempla esta necesidad comunicativa, preparando a sus estudiantes para una comunicación efectiva en castellano, inglés y guaraní, tanto a nivel escrito como oral, además de nociones de Antropología Cultural que contribuyen a su formación integral para así ejercer su rol basado en los principios éticos y proveer una atención médica de calidad, con vocación de servicio, humanismo y responsabilidad social.
Puesto que la atención sanitaria se construye alrededor de conversaciones e interacciones entre personas, cuando la salud y la lengua confluyen, surge una nueva perspectiva, más allá de las afinidades lingüísticas del médico profesional, que es el derecho de las personas a recibir una atención sanitaria de calidad y respetuosa con su dignidad.